El papel de las mediadoras
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El papel de las mediadoras

“La mediación es un papel muy poco valorado, lo han recortado porque no es valorado, pero luego te das cuenta que tú vas ahí para ayudar y para hacer que se entiendan, pero muchas veces no nos hacen caso... En el ámbito social en general, está ahí pero no le hacen caso. Es un rol muy difícil a veces y muy poco valorado”.
Florentina (mediadora)

Foto: Vonecia Carswell https://unsplash.com/@v_well

La importancia de las mediadoras

Las consecuencias de su no-estabilización a nivel profesional da lugar a confusiones: “No se puede obviar que la mediación intercultural se encuentra muy cercana a otros ejercicios profesionales bien delimitados en diversos ámbitos de la intervención social, muy especialmente con el trabajo o la educación social. Esta proximidad da lugar a confusiones tanto en los roles de estos profesionales como en los límites de sus actuaciones” (Antonin 2013).

 

Una de las principales confusiones es la de referirse a las mediadoras o agentes comunitarias como traductoras, invisibilizando, así, su función de facilitar el intercambio de conocimientos entre las personas migradas y el personal sanitario. Su función no sólo persigue reducir las barreras lingüísticas, sino también las culturales.

 

Las usuarias tampoco parecen tener claro el rol de estas profesionales, razón por la cual tres de las mediadoras del grupo afirmó recibir llamadas a sus teléfonos personales y fuera de su horario de trabajo para que les solucionaran cuestiones relacionadas, o no, con el ámbito específico sociosanitario.

 

La mediación intercultural surge “a raíz del aumento de la inmigración y, por tanto, de la necesidad de crear puentes de entendimiento entre la sociedad autóctona y las culturas que en ella se han ido estableciendo” (Antonin 2013).

 

Solo, pues, mediante la creación de estos puentes se puede conseguir un acceso equitativo a la sanidad pública y, además, prevenir la reproducción de los estereotipos y de actitudes racistas. Nos hemos encontrado en la mayoría de los testimonios de las profesionales sanitarias, que las actitudes que más cuestionamientos morales les provocan son mayoritariamente referentes a las mujeres pakistaníes, quienes, por razones culturales, acostumbran a preferir ser atendidas por ginecólogas en vez de por ginecólogos. Ante esto, las profesionales con las que hemos trabajado no suelen tener problema en aceptar el cambio, aunque algunas se preguntan hasta qué punto se debe adaptar el sistema y no la usuaria. Cabe destacar, de todos modos, que este cambio se solicita en las gestiones administrativas y no en las sanitarias y que es el personal administrativo, quien, en algunos casos, se muestra reticente al respecto.

 

Los beneficios de la mediación intercultural se traducen en un mayor entendimiento entre las profesionales sanitarias y las usuarias y en que éstas tengan la posibilidad de expresarse y vivir el proceso que está por llegar con tranquilidad, confianza y conocimiento: “Los estudios desarrollados en diferentes países demuestran que los servicios de mediación intercultural incrementan el grado de satisfacción tanto de las personas usuarias como de las y los profesionales, reducen los costos sanitarios y, lo que es más importante, mejoran la calidad de la asistencia para el conjunto de las personas usuarias” (Carratalá Pérez  2010).

La empatía

“El primer paso que hago siempre, o que siento que debo hacer, es escuchar […] escucho la situación, escucho el caso, la escucho porque ella va a transmitir lo que yo puedo hacer por ella; […] Y en ese escuchar, yo escucho las promesas, las secuelas de ese dolor, de todo lo que ella quiera transmitir de lo que ha pasado…”.
María (mediadora)
“Volem mediadors, per favor! [...] Sí que és veritat que la barrera idiomàtica... és un problema, és un problema molt important, però quan pensem que hem superat la barrera idiomàtica... per exemple, població sud-americana, no tenim barrera idiomàtica, parlen castellà, per tant, ens entenen. Si diem mira, has de fer una ecografia, ara farem una analítica per al mètode anticonceptiu... ens entenen perfectament. Però continuen havent-hi aspectes relacionats amb la cultura...”.Teresa (gestora sanitària)

Foto: Francisco Venancio https://unsplash.com/@franciscovenancio

Nos cuentan las profesionales que cuando se encuentran con un caso en el que el desconocimiento del idioma imposibilita completamente la comunicación, en ocasiones utilizan el recurso de interpretación ofrecido por “Sanitat Respon”, esto es, un servicio de traducción telefónica por el cual, el teléfono se va pasando de la profesional sanitaria a la usuaria y viceversa.  Este proceso requiere de mucho tiempo, tiempo que no se podrá invertir en otros aspectos de la persona.

 

Hay que prestar atención a esta petición de mediación, especialmente en cuanto al proceso de embarazo y parto se refiere, ya que: “Las tasas de fecundidad son comparativamente más elevadas entre las mujeres inmigrantes respecto a las autóctonas y el parto es la causa principal de ingreso hospitalario entre la población extranjera. La existencia de deficiencias sociales y económicas entre las mujeres inmigrantes […] dibujan un escenario de profundas disparidades y de necesidades insatisfechas en los ámbitos de la salud materna y la salud reproductiva” (Santiñà, Méndez 2009).

 

Entre estas deficiencias se encuentran la falta de redes de apoyo, con la consecuente “soledad” que rodea a las mujeres, término utilizado por todos los grupos con los que hemos trabajado para describir cómo llegan las usuarias a consulta, además de otros como “con miedo”, “arrastrando el duelo migratorio” o “con dificultades socio-económicas”. Todos ellos, conceptos que se entrelazan al tratar de describir cómo las profesionales leen las experiencias de las usuarias después de su contacto con ellas. Cabe hacer un apunte sobre este aspecto para manifestar que las usuarias participantes de la primera fase no hacían una lectura de ellas mismas como “solas” o carentes de red de apoyo, sino que, aun viviendo situaciones de exclusión social, definían sus experiencias como momentos en los que tuvieron que “salir adelante” con determinación y sin sentirse víctimas de la situación que estaban viviendo.

En la actualidad el servicio de mediación está muy debilitado, por lo que en ocasiones son las mismas comadronas, en la atención a la usuaria, quienes deben buscar otros recursos para dar un trato más próximo a la mujer, intentando, además, superar ciertas dificultades, como la idiomática y/o la cultural:

“De todos modos yo … una cosa es conocer las culturas y como puedes acompañar, pero si esto no va acompañado de una actitud … Creo que hablamos demasiado, en general, los profesionales sanitarios, cuando acompañamos (ríe). Quiero decir que a veces mejor calladito y que hagan su ritual; escuchar mucho más y hablar mucho menos. Y más si es otra cultura …” Alba (comadrona hospitalaria)

Debemos destacar la importancia que han dado todos los colectivos con los que hemos trabajado en las sesiones y entrevistas a la empatía, al lenguaje no verbal y a algunos de estos recursos utilizados.

“Bueno yo creo que tengo mucha facilidad para tener empatía, tal vez por la experiencia que tuve y porque a mí la antropología me ayudó mucho a entender las culturas y quizás se añaden mis experiencias personales y entonces bueno, yo a veces cuando llega una señora y dices: ¡uf!, con esta como me relacionaré, y lo ves muy fácil; con dos palabras y una mirada … a mí … bueno, yo creo que yo conecto con la gente muy fácil, no me cuesta nada. Es fundamental, básico al trabajo”. Dolors (comadrona de ASSIR)
 
“Yo la empatía pues la despiertas porque hay cosas que a lo mejor te llegan o mujeres que igual intentas ser empática en el sentido de no solo me fijo en los parámetros químicos de tu analítica, ¿no? Sino que a lo mejor tienes en cuenta otras cosas. […] Entonces hay cosas de esas pues que sí que sabes que te las vas ganando de a poco porque te pueden ver como una persona más allá de la persona de bata blanca que me riñe porque me he engordado tres kilos este mes, ¿no?”. Catalina (comadrona de ASSIR)
 

La empatía es clave en el trabajo con mujeres que están viviendo el proceso de embarazo y parto, momento de especial vulnerabilidad, pero también de especial fuerza en sus vidas, así lo han afirmado las profesionales de todos los grupos. La absoluta mayoría de las mujeres afirma que la empatía depende de la persona en sí, no del colectivo profesional al que pertenezca ni a su sexo. Aclarar, también, que se puede divisar en algunas de ellas algo así como un exceso de empatía que hace que se lleven cargas emocionales a casa, y es que: “Los nacimientos pueden ser traumáticos para todos los involucrados; obstetras y comadronas están sometidos a tensiones muy diferentes por las mujeres a las que sirven” (Hogan 2016).

Finalmente, y en relación a la empatía, cabe reflexionar sobre el hecho que ésta no responde únicamente a una cuestión individual, sino que también responde a nuestras construcciones sociales y morales y que éstas, al mismo tiempo, responden también a las relaciones de poder imperantes en nuestra sociedad, que subordinan a las personas “no blancas”.

 

Este racismo, al estar presente todavía en nuestra sociedad, se refleja también en los centros sanitarios, repercute en la atención a las mujeres usuarias y, por lo tanto, debe ser nombrado y tenido en cuenta a la hora de diseñar las propuestas de mejora.